martes, 5 de julio de 2011

EL SILBO DE LA PERDIZ


Estábamos de campamento en La Remonta (Campo de los Andes), Era un bello lugar donde acampábamos jóvenes del Andino Club de Tunuyàn. Las carpas estaban en un bosque de olmos cerca del que pasaba un fresco arroyo.
En una ocasión en que recorríamos los siete kilómetros del refugio El Mallín, empezamos a escuchar alternados y cortos silbidos que nos llamaron la atención. Pensamos que era algunos que se había retrazado, en tanto los silbidos seguían y se hacían más cercanos.
La verdad que muy cercanos, pues en un momento dado, y justo en el lugar donde yo iba a poner el pie... estalló un sonoro aleteo, que hizo erizar los pelos a todos los caminantes. Palpitando aún nuestros corazones avistamos el largo vuelo de un bulto grisáceo, que luego de un planeo aterrizaba para seguir corriendo a unos veinte metros de nosotros.
¡La perdiz, la perdiz! Gritamos a conjunto ya calmados, y corrimos tras ella, sin ánimo de dañarla, sólo queríamos reconocerla de cerca. Eso hicimos durante un trecho hasta quedar repuestos del tremendo susto sufrido allí.

Alfredo Vicente

1 comentario:

  1. Gracias por recordar eso tan lindo en el campo: El silbo de la perdiz!!!!

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