martes, 5 de julio de 2011
ASÍ NACIÓ LA CORTADERA (leyenda)
La tribu Huarpe estaba en emergencia. El Río Tunuyán, en cuya rivera se asentaba, crecía demasiado ese verano. Lenda, la joven huarpe, conocida por su desordenada cabellera rematada con blancas plumas, vigilaba desde la orilla. Su compañero y su hijo, intentaban río adentro, afirmar las precarias represas que hacían subir las aguas para el riego de sus plantíos.
La tremenda fuerza del agua aumentaba en Lenda, el temor a que fueran arrastrados por la correntada.
Su presentimiento, pronto se hizo realidad; el hombre y el joven desaparecieron de su vista tragados por el remolino de agua marrón, piedras y ramas.
Lenda corrió orilla abajo llena de desesperación, esperando desde la barranca, verlos aparecer. Pero nada ocurrió, ella siguió corriendo más y más.
Cansada y entregada a un triste llanto, quedó tirada, asomada al río, esperando el milagro.
Pasaron las horas, no hubo milagro. Pasó el día, pasó la noche. Para Lenda era preferible la muerte a sufrir esa gran pérdida. Y eso eligió.
El yaciente y desgreñado cadáver fue tomando poco a poco la forma de una nueva planta, que fiel a su figura se aferraba a la costa, suelta al viento su revuelta melena coronada de blancos plumeros.
Había nacido la cortadera, ese conocido vegetal que desde entonces pobló las cercanías de ríos y arroyos de Tunuyán. Su forma rememora, tras su dureza, el fuerte lazo familiar que unía a los nobles y habilidosos Huarpes.
Alfredo Vicente
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