“Las tonadas son tonadas y se cantan como son” dice el conocido recitado, el cual explica el sentido tradicional que tiene esa canción en Tunuyán. Tradición que viene mucho más allá de los límites interprovinciales, (España cuenta con la “tonadilla y la “tuna” que nombramos por su relación a la serenata ).
Pero lo que da exclusividad a la tonada nuestra es el “cogollo” que es la improvisación agregada con la que se agasaja u homenajea a determinada persona o a grupo de personas.
Pero volviendo al tema de la serenata a la que se adecua mucho dado que la tonada sustenta siempre su temática al amor en su grado más ideal. Vemos que como serenata cumplía un ritual muy notorio, se dedicaba al anochecer frente al ventanal o balcón a alguien en especial que se encontraba en ese lugar. Ella podía ser interpretada por el interesado o podía también venir acompañado y ayudado por otros músicos y cantores.
Al término de la tonada la elegida debía hacerse presente agradecer y ofrecer algo al responsable (y a veces a acompañantes) un licor o un dulce por ejemplo.
La intención de la tonada serenatera era otro tema, podía ser una muestra de amor, de afecto o simple amistad.
Aparte de lo que hemos ligado a la tonada, ella por si sola tiene un contenido de hondo sentimientalismo y emotividad y tiene para Tunuyán especial atractivo popular que la rodearon de innumerables seguidores. Quien escribe tuvo en su padre (de origen español) un fanático de la misma y que lo vio muchas veces emocionarse al escuchar tonadas de sus tiempos, también con las nuevas, y hoy que se siguen interpretando, respetando su estilo original. Por algo decimos con honor que Tunuyán es la Capital de la Tonada.
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