Hoy en Tunuyán tenemos todo a mano para abastecernos en las necesidades del hogar (alimentación, higiene, vestimenta). Están los supermercados, comercios menores, ect. Esto no solo atiende a la ciudad y lugares poblados, sino también a las suburbanas y rurales (haciendo uso de medios de transportes sean públicos o propios).
En cambio si volvemos varias décadas atrás este asunto era diferente debido al actual adelanto generalizado. Entonces en la antigua Villa las amas de casa esperaban la llegada del panadero que en furgoncito tirado a caballo se anunciaba apretando repetidas veces la corneta del vehículo y asomándose con una canasta con pan francés, criollo, tortitas, medialunas. También aparecía el lechero que llamaba con su cántaro de latón en una mano y el jarro medidor en la otra, un litro, medio, tres cuartos. A la hora oportuna se anunciaba el sodero, vino en damajuana, granadina; casi todos con carros de caballo (algunos camioncitos, furgoncitos). Verduleros, fruteros con carritos de mano gritando ofertas callejeras. En ciertos días de frío se oía lejano el llamado del “pescaterooo” y se corría para esperarlo en equinas determinadas. Pero los días calurosos, los niños”( también los mayores) corrían detrás del heladero que en su triciclo mostraba sus tarros llenos de gustos; frutilla, limón, crema, chocolate.
En el suburbio y las zonas rurales también hay quienes tienen su atención programada con días para para el carnicero (carnes que colgando en fiambreras bien aireadas pendientes, de aleros o árboles), también el día del achurero con chinchulines, hígado, corazón y mondongo. Un triciclo también iba recorriendo las alejadas casas por caminos de tierra llevando en él la mercería casi completa, botones, cintas, elásticos, cordones, hilos, lanas, etc.
En estas zonas existían almacenes (“boliches”) donde se conseguía algo de mercadería hogareña no permanente, en los que jornaleros iban sacándola por libreta y que pagaban a fin de quincena cuando cobraban, yerba, azúcar, cigarrillos, golosinas, vino, caña, manteca, pan (aunque el pan se prefería amasarlo en casa y hornearlo en sus propios hornos de barro, con harina comprada en bolsas. La leche tampoco tenía distribución normal debido a que los tambos de ordeñe quedaban muy cercanos a las fincas y los habitantes rurales preferían ir por sus propios medios a buscarla allí mismo.
Respecto de las verduras, si bien a veces pasaba el verdulero, la mayor parte de su consumo provenía de las huertas que los mismos quinteros preparaban y cuidaban con gran sabiduría. Lo mismo ocurría con la cría de cerdos para época del carneo, que cuando éste era abundante daba un extendido período de abastecimiento importante para la economía hogareña, jamones, chorizos, lomos, morcillas, salames y carne que a veces bien conservada daba para un extendido aprovechamiento.
Creo tras lo que se ha comparado podemos hoy entender lo que ha modificado la tecnología, la que si bien significa mayores comodidades en la actualidad, no hace despreciable el valor que tuvieron los antiguos usos que se le dieron y que respondían a las únicas posibilidades existentes y que permitieron abastecer a Tunuyán.
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