martes, 31 de enero de 2012

CASTA DE LÍDERES II (leyenda)

¿Cómo llegó a llamarse Tunuyán, ese famoso Río Líder? Todo comienza en épocas antiquísimas, poblaciones originarias (Huarpes) se fueron  asentando en las cercanías del curso medio  del río. Delegados del Imperio Incaico llegaron al lugar y allí parlamentaron con los capitanejos, enseñándoles las artes de la agricultura por regadío.
Luego de este encuentro y aplicando las prácticas aprendidas, el desierto se fue convirtiendo en verdes cultivos de papa, maíz, zapallo, poroto y otras especies autóctonas. Esto aseguró la subsistencia de esos pueblos, pero nada es fácil para el progreso. Sabedores de ello ciertos grupos aborígenes cordilleranos del sur  del río (dedicados  al bandidaje ) empezaron a atacarlos robándoles los recursos que celosamente guardaban.
Cansados de tales atropellos se alzó el clamor entre estos pobladores, el que tuvo eco de uno de los hijos del cacique  del poblado. Éste llamado Tunián optó por formar un grupo de defensa basado en aprovechar el corte que suponía el río usándolo como primer obstáculo al atacante, para luego en la ribera opuesta esperar con la defensa armada. (Vale recordar que recién muchos años después el blanco construyó el Fortín donde hoy está el vecino departamento sancarlino), en la época que tratamos no había nada que frenara estos malones.
Retomando, fue tan eficiente el liderazgo de Tunián que su nombre repetido fue cambiando con el uso oral en Tunuyán, lo que ligado a su relación con el río, pasó también a representar a éste que quedó con el mismo nombre; Río Tunuyán. Lo que siguió no fue nada feliz para este pueblo y vale la pena contarlo; la región tunuyanense dominada por la Capitanía de Chile (por España) dividió la zona en grandes Estancias las que incluían como propiedad del dueño, a los incivilizados pobladores. De ellos los hombres aptos eran reclutados en la mita o encomienda que consistía en enviarlos al otro lado de la cordillera a trabajar en las minas.  Hombres que casi nunca volvían, pues allí morían dadas las inhumanas condiciones a que eran expuestos.
Destruidas así las familias Huarpes disminuyeron hasta casi la extinción de los mismos. Solo quedó el recuerdo del último gran defensor de su pueblo Huarpe, el Líder y Cacique Tunuyán, de allí el feliz enlace de esos dos elementos inseparables; el Cacique Tunuyán y su gran “amigo” el Río que compartieron el  reconocido nombre.

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